La industria del huevo enfrenta numerosos desafíos. Con una producción que supera el consumo y precios en descenso, los productores buscan maneras de mejorar la eficiencia de sus operaciones. Para lograrlo, muchos están investigando cómo:
– Mejorar la calidad de la cáscara de huevo.
– Aumentar la cantidad de huevos puestos, con un objetivo de 500 huevos por ave.
– Alargar el ciclo de postura.
Con estos objetivos en mente, la salud intestinal de las ponedoras se vuelve crucial para la producción.
La importancia de la salud intestinal
Para las gallinas ponedoras, la producción de huevos es un proceso agotador que consume mucha energía y causa estrés. La producción de huevos de alta calidad requiere que el rendimiento de las aves sea óptimo. Sin embargo, al intentar aumentar la capacidad de puesta de las aves, se corre el riesgo de comprometer la calidad del huevo.
Problemas de salud intestinal pueden manifestarse en cáscaras frágiles, huevos sucios y ciclos de puesta más cortos y menos productivos. Estos problemas no solo afectan a las aves, sino también las ganancias a largo plazo. Priorizar la salud intestinal asegura que las ponedoras tengan los recursos necesarios para una producción exitosa. Si se busca superar los límites de producción, una salud intestinal óptima es clave.
Mejorando la calidad de la cáscara de huevo
Mejorar la calidad de la cáscara de huevo implica asegurarse de que no se agriete fácilmente, reduciendo así la cantidad de huevos de segunda. Sin embargo, aumentar el grosor de la cáscara no siempre mejora su calidad; es la estructura de la cáscara lo que es crucial. Las ponedoras necesitan minerales en su dieta para formar la cáscara del huevo, pero estos deben ser biodisponibles para ser útiles. El intestino delgado no puede absorber minerales no biodisponibles. Además, la cantidad de minerales en la dieta y sus interacciones son importantes. Por ejemplo, el calcio es crucial para la formación de la cáscara, pero su exceso puede reducir la absorción de otros minerales esenciales.
El uso de minerales quelatados en la dieta es una solución eficaz, ya que tienen menos reacciones con otros minerales, permitiendo una mejor absorción. Esto asegura que las ponedoras puedan aprovechar al máximo su alimento, manteniendo un intestino sano y produciendo huevos de alta calidad.
Extensión del ciclo de postura
Las gallinas ponedoras pueden seguir produciendo huevos durante muchos años, aunque su producción máxima disminuye con la edad. Los avances genéticos han permitido que las aves produzcan casi un huevo por día desde la semana 18 hasta la 75, y en algunos casos, hasta la semana 80 o más. Extender el período de puesta genera más estrés en el ave, que debe mantener su peso corporal y enfrentar desafíos ambientales que puedan afectar su sistema inmunológico. Si no obtiene suficiente energía, el cuerpo del ave puede apagar el sistema reproductivo para conservar energía.
Intestino sano, postura sana
Entre el 50 y el 80% del sistema inmunológico funciona a través del intestino. Factores como micotoxinas, nuevas dietas y altos niveles de bacterias patógenas pueden afectar el sistema inmunológico, causando inflamación y creando barreras adicionales para la absorción de minerales. Esto impacta la estructura de la cáscara del huevo y su calidad.
Para mantener y promover la salud intestinal en las parvadas:
– Aumentar la altura de las vellosidades.
– Reducir la proporción de vellosidades y criptas.
– Mejorar las uniones estrechas entre células.
Vellosidades mejoradas tienen una mayor área de superficie para absorber nutrientes, sosteniendo a la gallina durante ciclos de puesta más largos. Mejorar las uniones estrechas previene que las bacterias ingresen al torrente sanguíneo, evitando problemas de salud graves como la colisepticemia.