La Coriza infecciosa es una enfermedad endémica en países donde existen granjas avícolas con sistemas de producción multiedades y bajos niveles de bioseguridad. Se trata de una enfermedad altamente contagiosa que afecta principalmente a gallinas ponedoras en estos sistemas y a reproductoras en granjas con insuficientes medidas sanitarias. En aves de vida prolongada, su impacto se refleja principalmente en la disminución de la producción de huevos, que puede reducirse entre un 20% y un 40%.
Etiología
La Coriza infecciosa es una enfermedad aguda del sistema respiratorio, provocada por la bacteria Avibacterium paragallinarum, que es Gram negativa e inmóvil. Anteriormente conocida como Haemophilus paragallinarum, esta bacteria pertenece a la familia Pasteurellaceae.
El A. paragallinarum no es una bacteria resistente, ya que puede ser eliminada fácilmente por muchos desinfectantes comunes y hasta por la exposición directa al sol. Habitualmente, la bacteria se localiza en los senos infraorbitarios y puede aislarse del exudado producido en esa región (Terzolo, 2012).
Para su crecimiento, la bacteria requiere del factor V (nicotinamida adenina dinucleótido), que se encuentra en medios enriquecidos, como el agar chocolate. En estas condiciones, el A. paragallinarum forma colonias satélites que se asemejan a gotas de rocío en un ambiente microaerofílico. Además, se ha informado de la existencia de cepas de A. paragallinarum que no dependen del factor V, identificadas en aislados de Sudáfrica y México.
Clasificación de cepas
Según el esquema de Page, el A. paragallinarum se clasifica en tres serotipos: A, B y C. Esta clasificación es fundamental al momento de inmunizar a las aves contra la Coriza infecciosa.
Actualmente, existen diversas pruebas serológicas para detectar anticuerpos contra A. paragallinarum en las aves. Entre ellas se encuentran la prueba de inhibición de la hemoaglutinación (HI), la precipitación en gel, la aglutinación en placa, la aglutinación en látex y el ELISA. La prueba de HI con antisueros de conejo se utiliza rutinariamente para identificar el serotipo circulante de las cepas aisladas en cada región. Esto permite determinar qué serotipo está presente en un brote y, por ende, qué vacuna se debe aplicar.
Los tres serotipos de Page representan diferentes «inmunovares», y se sabe que las vacunas o bacterinas basadas en un solo serotipo no brindan protección adecuada contra los otros dos serotipos (Blackall, P. J.; Terzolo, H. R). Además, se ha reportado la presencia de cepas de A. paragallinarum no dependientes del factor V en Sudáfrica y México.