La conexión entre un intestino sano, la microbiota del animal y un rendimiento óptimo es innegable. Especialmente en las primeras etapas, la microbiota puede influir significativamente en el resultado final del proceso de producción. Por ello, es crucial gestionar y apoyar la salud intestinal del animal lo antes posible.
Los probióticos, microorganismos benéficos que se añaden al alimento o al agua potable para proporcionar beneficios a la salud del huésped, son una herramienta de gestión eficiente en este sentido.
Bacillus licheniformis DSMZ 28710
No es sorprendente que el probiótico preferido sea un formador de esporas estable, con un modo de acción probado e investigado. Las bacterias formadoras de esporas aseguran la estabilidad del producto, ya que las esporas son robustas y capaces de resistir influencias ambientales. Esto incluye altas temperaturas durante el procesamiento del alimento, diferentes valores de pH dentro del animal y condiciones de almacenamiento fluctuantes. De esta manera, los formadores de esporas aumentan la facilidad de uso y garantizan la eficacia del producto. Un buen ejemplo es B-Act®, que contiene esporas viables de Bacillus licheniformis (DSMZ 28710). Esta cepa probiótica apoya la microflora intestinal de las aves tanto directa como indirectamente, gracias a su diverso modo de acción.
En primer lugar, la cepa única es parte del género Bacillus más amplio y compite fuertemente por nutrientes y espacio frente a bacterias no deseadas (exclusión competitiva). En segundo lugar, B. licheniformis DSMZ 28710 produce potentes sustancias bioactivas que controlan patógenos. Clostridium perfringens, un patógeno clave en enfermedades de producción como la enteritis necrótica y la disbacteriosis, se controla de manera activa y eficiente con B-Act®.
Eficacia comprobada
El modo de acción y los efectos descritos han sido ampliamente investigados. Un estudio reciente demostró que B. licheniformis DSMZ 28710 ejerce un fuerte efecto inhibidor sobre nueve cepas de C. perfringens, aisladas de brotes de enteritis necrótica (NE) en granjas comerciales. La importancia de la microbiota temprana para mitigar estos brotes de NE, incluso cuando ocurren en etapas posteriores, no puede subestimarse. Asegurar una microbiota sana desde el principio y mantenerla disminuye las probabilidades de que C. perfringens se arraigue y prolifere en etapas posteriores de producción. Además, la salud intestinal general y la microbiota relacionada mejoran el rendimiento. Por lo tanto, establecer bases adecuadas desde el inicio es esencial para preparar al animal para un período de producción de alto rendimiento.