La coccidiosis aviar es una enfermedad parasitaria causada por protozoarios del género “Eimeria”, que representa uno de los mayores desafíos sanitarios en la producción avícola a nivel mundial. Al comprometer la salud intestinal de las aves, esta enfermedad afecta tanto su bienestar como su rendimiento productivo.
Preservar la salud intestinal es, por lo tanto, fundamental para garantizar un rendimiento óptimo. La presencia de coccidiosis puede alterar seriamente la integridad intestinal, provocando inflamación, daños en la mucosa y desequilibrios en la microbiota. Estos desequilibrios predisponen a las aves a infecciones por bacterias perjudiciales, como *Clostridium* o *Salmonella spp.*, empeorando su condición (3, 4). La forma subclínica de la enfermedad, que no suele manifestar signos ni lesiones evidentes, es la más prevalente y causa grandes pérdidas económicas al disminuir la eficiencia productiva. Esto se traduce en una conversión alimenticia deficiente, crecimiento lento y baja calidad de las canales durante el procesamiento (1).
Con el crecimiento constante de la producción de carne de pollo y huevos, abordar patógenos como los coccidios será cada vez más crucial para garantizar la seguridad alimentaria mundial y promover una economía agrícola sostenible (4). Ante sus importantes implicaciones económicas y para el bienestar animal, es esencial disponer de una combinación de herramientas preventivas y terapéuticas efectivas para combatir esta enfermedad y mantener la salud intestinal de las aves.