El reto económico y verde de resucitar el sistema de trenes de América Latina

El ferrocarril pasó de ser la vanguardia para convertirse en la nostalgia”. Así fue como sintetizó Javier Ortiz Cassiani, historiador y escritor de Valledupar, el trágico destino de los trenes. En Colombia, su llegada a Cali en 1915 trajo consigo la música pregrabada de las Antillas que dio pie para que, más adelante, la ciudad se convirtiera en la capital mundial de la salsa. La mayoría de la vida y obra de Gabriel García Márquez —también recordó Orlando Oliveros, escritor y periodista cultural— estuvo atravesada por este medio de transporte: desde el regreso del escritor a Aracataca, para vender la casa de sus abuelos, hasta la llegada de un ferrocarril a Macondo que transformó cada respiro del pueblo ficticio.

“Los sistemas ferroviarios no son una moda pasajera, sino una estrategia para tener una región más integrada y sostenible”, señaló Sergio Díaz Granados, presidente ejecutivo de CAF durante la apertura del evento.

En la región, según datos dados por Ángel Cárdenas, gerente de Infraestructura para el Desarrollo de CAF, solo se invierte un 1,4% del PIB en infraestructura. Y si se hace zoom en el sector transporte exclusivamente, la cifra baja alrededor del 0,9%. Por varias razones, explicó, el tren terminó perdiendo la carrera frente a los carros, camiones y carreteras.

Los ejemplos existen y fueron presentados uno tras otro durante el foro. En Colombia, pese a que la idea de tener trenes de larga distancia ha sido una esquiva, hay proyectos adelantados. María Fernanda Rojas, ministra de Transporte, compartió la noticia de que, en solo un año, el corredor La Dorada-Chiriguaná, que tuvo una inversión de 4,6 billones de pesos colombianos, duplicó su carga, alcanzando las 468.000 toneladas para junio de 2025.

Otros países dieron lecciones más esperanzadoras. En Chile, explicó Erik Martin, presidente del directorio de la Empresa de Ferrocarriles (EFE), aunque también se vivió un deterioro del sistema ferroviario entre los 50 y los 80, llegando incluso a que el Estado dejara de invertir en los 90, el sector ha logrado revivir.

Por medio de CAF, de hecho, EFE accedió a un préstamo de 1.200 millones de dólares. “Se trató del primer financiamiento sin garantía soberana y, además, otorgado a una empresa pública del Estado”, aclaró Nicolás Estupiñán, director de Proyectos de Infraestructura de CAF, resaltando, una vez más, la necesidad de arriesgarse a experimentar con nuevas estrategias de financiación.

 

 

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