El desarrollo del embrión en la incubación depende en gran medida de condiciones óptimas de temperatura y humedad relativa. Para asegurar estas condiciones, se realizan ajustes precisos en la incubadora.

La uniformidad de estas variables es esencial y se logra a través de una ventilación equilibrada. Dentro de las incubadoras, existe un sistema de ventilación que facilita la circulación del aire, permitiendo alcanzar la temperatura de incubación adecuada mediante los ajustes necesarios. El volteo de los huevos también es un proceso fundamental durante la incubación, y Gerd de Lange (2012) explica su importancia de la siguiente manera:

– Evita que el embrión se adhiera a la membrana interna de la cáscara.

– Estimula el desarrollo de la «área vasculosa,» una membrana rica en vasos sanguíneos que rodea la yema. Esta área es crucial para la formación del líquido subembrionario y la absorción de la yema más tarde en la incubación.

– Facilita la transferencia normal de proteínas de la albúmina al líquido amniótico, optimizando su uso.

– Apoya el crecimiento de la «membrana corioalantoidea,» una capa de vasos sanguíneos justo debajo de la cáscara, para maximizar la absorción de oxígeno.

– Los huevos que no se voltean experimentan un menor crecimiento en comparación con los huevos que se voltean regularmente.

– Ayuda a que el embrión se posicione adecuadamente para la eclosión y reduce la incidencia de malposiciones en embriones no eclosionados.

Además de sus beneficios para el desarrollo embrionario, el volteo contribuye a distribuir uniformemente la temperatura en todo el huevo, manteniendo el embrión en el centro del mismo (Pas Reform, 2023). Un ángulo de volteo incorrecto puede alterar el flujo normal del aire y afectar las condiciones de temperatura y humedad relativa en la incubadora. Por lo tanto, es crucial mantener un flujo de aire adecuado a través de los huevos para garantizar un entorno óptimo de incubación.

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