La contaminación atmosférica también es peligrosa en interiores: te explicamos cómo minimizar riesgos

Cuando pensamos en contaminación del aire, es común imaginar los gases de escape de los vehículos, los residuos industriales o el humo de los incendios forestales.

Sin embargo, el aire dentro de nuestros hogares puede estar aún más contaminado, especialmente durante el invierno. Pasar alrededor del 70% del tiempo en casa (e incluso más para quienes trabajan desde casa) hace que estas toxinas tengan un impacto significativo en la salud.

 

Mientras que los contaminantes exteriores están regulados por la ley, no existen normativas que controlen la calidad del aire en el interior de las viviendas. La exposición prolongada a las toxinas presentes en el hogar puede provocar problemas respiratorios y cardiovasculares, inflamación crónica, cáncer e incluso muerte prematura, según investigaciones del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston. Un informe publicado en 2024 por la Sociedad Torácica Americana destaca cómo la contaminación del aire interior también puede afectar el medioambiente.

 

Fuentes comunes de contaminantes en interiores

Los contaminantes del aire interior provienen de diversas fuentes, desde productos químicos y metales en aerosol hasta diminutas partículas que ingresan al torrente sanguíneo a través de los pulmones. Algunas de las principales fuentes de contaminación en el hogar incluyen:

 

  1. Humidificadores ultrasónicos: Estos dispositivos, que utilizan vibraciones de alta frecuencia para dispersar vapor frío, pueden liberar metales pesados tóxicos en el aire. El tipo de agua utilizada es crucial: el agua del grifo puede contener neurotoxinas como arsénico y plomo, que, si bien son seguras para el consumo, pueden ser perjudiciales al inhalarse. Además, minerales como el calcio y el magnesio también pueden afectar las vías respiratorias al ser inhalados.

  1. Combustión en el hogar: La quema de materiales como madera, gas, petróleo o queroseno libera contaminantes peligrosos como óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles (COV). Estos irritan las vías respiratorias y pueden provocar enfermedades graves cuando las partículas finas (PM2,5) penetran en los pulmones o el torrente sanguíneo. Incluso las velas son una fuente significativa de contaminantes, contribuyendo hasta un 60% de las partículas en algunos hogares.

 

  1. Cocinas de gas y eléctricas: Cocinar libera una gran cantidad de contaminantes. Las cocinas de gas emiten dióxido de nitrógeno y formaldehído, asociados con el asma infantil y otras afecciones respiratorias. Aunque las estufas eléctricas no generan estos gases, también pueden liberar partículas finas al calentar residuos de alimentos. Los métodos de cocina más contaminantes incluyen freír y hornear a altas temperaturas.

 

Cómo reducir la contaminación del aire interior

Existen diversas formas de minimizar la exposición a contaminantes en el hogar:

– Ventilación adecuada: Usa la campana extractora al cocinar y abre las ventanas cuando sea posible para renovar el aire.

– Uso de agua adecuada en humidificadores: Opta por agua destilada o de ósmosis inversa para evitar la emisión de toxinas.

– Mantenimiento de aparatos de combustión: Revisa periódicamente estufas, chimeneas y calefactores para asegurar su correcto funcionamiento y reducir las emisiones de partículas.

– Purificadores de aire: Utiliza dispositivos con filtros HEPA para capturar partículas finas, colocándolos cerca de las principales fuentes de contaminación como la cocina.

 

Alternativas más seguras

Cambiar a electrodomésticos eléctricos puede ser una medida eficaz para reducir la contaminación del aire en el hogar. Además, es recomendable limitar el uso de velas, humidificadores ultrasónicos y otras fuentes de emisión. Por ejemplo, puedes fabricar un purificador casero llamado «caja Corsi-Rosenthal» con un ventilador y filtros MERV 13, que proporciona una alta eficiencia de filtrado a un costo accesible.

 

En resumen, ser consciente de las fuentes de contaminación del aire interior y tomar medidas para mitigarlas puede mejorar significativamente la calidad del aire que respiramos en casa, protegiendo nuestra salud a largo plazo.

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