La economía circular se basa en el aprovechamiento prolongado de las materias primas dentro de un sistema de producción, haciéndolo más sustentable. Esto implica un uso eficiente de las materias primas, permitiendo su reutilización y reciclaje constante para minimizar la generación de residuos. Según el Parlamento Europeo, la economía circular tiene como objetivo reducir los residuos al mínimo.
En este sistema, cuando un producto llega al final de su vida útil, sus materiales se mantienen dentro de la economía mediante el reciclaje. De esta manera, pueden ser utilizados productivamente una y otra vez, creando un valor adicional.
En la economía circular se relacionan los siguientes factores:
– Materias primas
– Desechos residuales
– Reciclaje
– Recolección
– Reutilización/Reparación de productos
– Distribución
– Reelaboración
– Diseño
El modelo de economía circular es ampliamente aplicado en las labores agropecuarias. Sin embargo, en una industria como la avícola, donde el pollo es la segunda carne más consumida en la mayoría de los países y el huevo es un alimento diario en las dietas debido a su aporte proteico y bajo costo, se generan alrededor de 12 millones de toneladas de excrementos al año solo en países como España. Esto representa un problema debido a la falta de almacenamiento y disposición de estos residuos, así como la emisión de gases de efecto invernadero, los cuales contribuyen en un 8% del total del sector ganadero mundial.
Estos excrementos comprenden heces, plumas, residuos de alimentos y cama, entre otros. Dependiendo del sistema de producción de origen, pueden llamarse gallinaza si provienen de las gallinas ponedoras o pollinaza si provienen de los pollos de engorde. Si estos residuos no son bien manejados, se convierten en un gran foco de contaminación debido a la cantidad de moléculas contaminantes que liberan, como el nitrógeno no proteico en forma de amoníaco, fósforo, sulfuro de hidrógeno, minerales y material no digerido por las aves.