¿Podrá esta novela gráfica cambiar la opinión del planeta sobre el clima? En Francia, lo ha hecho

Jean-Marc Jancovici, ingeniero francés especializado en energía y cambio climático, se ha convertido en una figura clave en la divulgación científica sobre sostenibilidad. Su enfoque combina rigor técnico con una habilidad comunicativa poco común en el ámbito de las ciencias duras. Con “El mundo sin fin”, novela gráfica escrita junto al ilustrador Christophe Blain, ha logrado acercar al público general temas complejos como la dependencia de los combustibles fósiles, la viabilidad de las energías renovables y el papel de la energía nuclear en un contexto de emergencia climática.

Un ingeniero convertido en divulgador 

Formado en física y química, Jancovici se inició profesionalmente en el sector de las telecomunicaciones. Sin embargo, a finales de los años noventa, su interés por el cambio climático lo llevó a estudiar el fenómeno de manera autodidacta. Con el tiempo, comenzó a dictar conferencias y cursos, desarrollando una capacidad pedagógica que le permitiría explicar conceptos técnicos de forma clara y estructurada.

 

En este proceso, desarrolló un sistema de contabilidad de carbono que hoy utilizan múltiples empresas europeas para calcular su huella de gases de efecto invernadero, lo que consolidó su perfil técnico-científico y su credibilidad ante el sector industrial.

 

La tesis central de El mundo sin fin

Publicado en 2021, “El mundo sin fin” ha vendido más de un millón de copias en Francia y se ha traducido a varios idiomas, incluyendo el español. El libro parte de una premisa clara: los combustibles fósiles no son simplemente una fuente de energía, sino el motor fundamental del mundo moderno. Han posibilitado el crecimiento económico, el transporte global, la industrialización y hasta transformaciones sociales profundas, como la igualdad de género o la urbanización.

 

Este reconocimiento no implica que Jancovici defienda el uso continuado de los fósiles, sino que advierte sobre la complejidad de prescindir de ellos. Su visión crítica pone en duda la idea, comúnmente aceptada, de que la transición energética será simple o lineal. Para él, el abandono de los combustibles fósiles conllevará cambios estructurales profundos en nuestras sociedades.

 

La energía nuclear: una pieza clave del rompecabezas energético 

Uno de los puntos más polémicos y a la vez más firmes de Jancovici es su defensa de la energía nuclear como una alternativa baja en carbono. Su argumento se basa en datos físicos: dividir núcleos de uranio no produce CO₂, y los riesgos asociados con esta fuente energética, afirma, están desproporcionadamente magnificados frente a otros peligros cotidianos (como accidentes de tráfico o enfermedades prevenibles).

 

El autor no idealiza la energía nuclear como solución única, sino como una herramienta eficaz en un escenario de múltiples soluciones. Insiste en que no existe una «bala de plata» para resolver el cambio climático, y que la transición requerirá una combinación pragmática de tecnologías, cambios culturales y ajustes en los estilos de vida.

 

Crítica constructiva a las energías renovables

Si bien *El mundo sin fin* no rechaza las energías renovables, sí señala sus limitaciones. Jancovici cuestiona la narrativa excesivamente optimista con la que a menudo se presentan estas tecnologías. La intermitencia, la necesidad de almacenamiento y la gran demanda de materiales para su infraestructura son algunos de los desafíos que expone. Su enfoque no pretende desacreditar, sino promover una visión más realista sobre lo que pueden —y no pueden— lograr las renovables en la civilización industrial.

 

Éxito editorial y resonancia social

El éxito del libro se atribuye a su enfoque honesto y equilibrado. Jancovici y Blain evitan tanto el catastrofismo como la ingenuidad, y presentan al lector un panorama complejo, donde cada solución tiene costos y beneficios. Esta honestidad, acompañada de un lenguaje accesible y visualmente atractivo, ha permitido que el mensaje llegue más allá del círculo académico.

 

Conclusión 

Jean-Marc Jancovici representa una voz necesaria en el debate energético contemporáneo. Su trabajo recuerda que la transición energética no será solo técnica, sino cultural y política. *El mundo sin fin* no ofrece recetas milagrosas, pero sí herramientas para pensar con mayor profundidad los desafíos que enfrentamos. Y en un mundo saturado de información superficial, eso ya es mucho.

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