En los últimos años, se ha observado un creciente interés en la nutrición y la gestión de las fases iniciales de la producción de pollos de engorde debido al impacto que estas tienen en el desarrollo y la productividad de las aves en etapas posteriores.

La nutrición desempeña un papel fundamental durante la primera semana de vida de las aves, ya que apoya diversos procesos fisiológicos, como la maduración del sistema digestivo, el fortalecimiento del sistema inmune y la regulación de la temperatura corporal (Christensen, 2009). Además, existen otros factores que influyen en este proceso, como la genética de las aves, la edad después de la eclosión, las condiciones de incubación, la higiene y la salud de la granja, la temperatura ambiente, así como el acceso a alimentos de calidad (ver Figura 1).

En este contexto, es fundamental proporcionar un soporte nutricional adecuado, basado en una sólida comprensión del estado fisiológico de las aves, especialmente en lo que respecta a su sistema digestivo, ya que esto influye significativamente en la digestibilidad, la absorción y la retención de los nutrientes.

Además de esto, es esencial comprender los demás procesos metabólicos y fisiológicos que tienen lugar en el período posterior a la eclosión. Este conocimiento respalda la implementación de estrategias nutricionales que permiten a las aves alcanzar su máximo potencial genético. Por lo tanto, el propósito de este artículo es examinar los procesos fisiológicos y las estrategias nutricionales aplicadas durante la fase posterior a la eclosión con el fin de lograr un óptimo desempeño en la producción avícola.

Amplíe la información aquí: