Brasil destaca actualmente como el principal exportador mundial de carne de pollo, registrando un aumento del 15,1% en las exportaciones durante el primer trimestre de 2023, alcanzando 1,3 millones de toneladas en comparación con el mismo período del año anterior (ABPA, 2023).
El informe anual de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA, 2023) revela que el alojamiento de las reproductoras de engorde asciende a aproximadamente 56 millones de cabezas, responsables de la crianza de 6,8 billones de pollos de engorde. Por otro lado, las reproductoras para postura alcanzan la cifra de 1,1 millones, con 113 millones de gallinas alojadas encargadas de garantizar un consumo per cápita de 241 huevos en 2022.
La planta de incubación desempeña un papel fundamental al recibir los huevos producidos por las reproductoras y convertir los huevos fértiles en pollitos de alta calidad. Estos huevos pueden ser clasificados en la granja o en la sala de incubación, destinados ya sea a la venta de huevos fértiles para industrialización o a la incubación.
En el proceso de incubación, la clasificación, transferencia y nacimiento son etapas que generan residuos, incluyendo cáscaras de huevo, huevos con fisuras/rotos y aquellos con mortalidad embrionaria. La etapa de clasificación, por ejemplo, implica la pérdida de huevos agrietados durante el transporte o manejo en la sala de incubación. Estos huevos no aptos para la incubación, debido a características como cáscaras finas o agrietadas, constituyen los residuos de incubación.
A pesar de que estas pérdidas pueden ocurrir en diferentes momentos del proceso de incubación, generalmente se recogen en un punto central, donde líquidos y sólidos resultantes se combinan en un contenedor diseñado para almacenar eficientemente los desechos generados a lo largo del proceso.